El pie plano es una variante anatómica normal. Un pie plano es un descenso de la bóveda plantar, del arco, se da cuando se tiene menos arco del habitual, y el eje del pie se cae hacia dentro, hacia el dedo gordo.
Estas características lo convierten en un pie ‘diésel’, un pie con más resistencia, porque aguantan más kilómetros pero no son excesivamente rápidos.
Dentro de los síntomas del pie plano se encuentran:
- Dolor en la musculatura de la zona interna de la pierna: al estar trabajando muy forzado, debido a que el pie cae hacia dentro, se producen tendinitis y duele.
- Dolor en el dorso al hundirse el pie: los huesos en la zona dorsal arriba se pellizcan y se producen picos artrósicos.
Para prevenir este trastorno, es posible realizar una serie de ejercicios para optimizar el desarrollo de los pies:
- Caminar de puntillas.
- Andar descalzo por terreno irregular o por la playa.
- Agarrar objetos con los dedos de los pies.
Estos sencillos hábitos ayudan a formar el arco y por lo tanto previenen la aparición del pie plano, a pesar de que, en la mayoría de los casos este tipo de alteración es hereditaria.