El pie cavo se caracteriza por tener un arco longitudinal medial más alto de lo normal. La altura del arco varía de persona a persona. Cuando un individuo con pie cavo está parado, parecería que el medio pie, es decir, el empeine está más alto que lo habitual y no se aplana con el peso del cuerpo.
Generalmente son pies con tallas más pequeñas porque los huesos crecen hacia arriba haciendo un arco más pronunciado, en lugar de hacia adelante aumentando el largo del pie a una talla normal. Los pies cavos son lo contrario a los pies planos y muchas veces vienen asociados con dedos en garra o dedos en martillo, contractura de la fascia plantar, metatarsalgias y callosidades.
Al caminar, debido a que solo se apoya el talón y la parte delantera del pie -la bola del pie, la superficie de apoyo se reduce produciendo diversos síntomas como dolor, inestabilidad y rigidez. Esto puede pasar a cualquier edad y puede ocurrir en uno o en ambos pies.
Existen condiciones médicas que ocasionan debilidad muscular o falta de coordinación que pueden ocasionar un pie cavo como; espina bífida, distrofia muscular, problemas neurológicos, parálisis cerebral, traumas entre otros. También pueden ser ocasionados por la carga genética y los factores hereditarios.
Las personas con pie cavo generalmente presentan dolor en la zona lateral/externa del pie, inestabilidad en la zona lateral/externa del tobillo y dolor en la bola del pie -los metatarsianos, sobre todo en el primer metatarso.